La crisis económica estructural de varias décadas, el inicio de un proceso ordenamiento monetario que enfrenta grandes riesgos en un escenario internacional complejo marcado por la pandemia de Covid-19 y la aplicación reforzada de las sanciones de Estados Unidos imponen barreras para el desarrollo de la economía cubana.

El sector privado, aunque ha sostenido un rápido crecimiento en la última década a partir del relanzamiento del trabajo por cuenta propia en 2010, es uno de los más afectados por la situación actual. Entre las dificultades sobresalen: las limitaciones para acceder a financiamiento, materias primas, equipamiento y otros suministros; la alta carga fiscal, la excesiva burocracia, la competencia desleal, así como la escasez de infraestructura y políticas de fomento/apoyo gubernamental.

Además, existen una serie de factores internos vinculados con la gestión que provocan el fracaso de no pocos emprendimientos: insuficiente cultura económica, desconocimiento respecto a temas jurídicos y comerciales, excesiva improvisación y decisiones desacertadas. Sin importar el tamaño o tipo de actividad económica, antes de iniciar las inversiones y el proceso legal se requiere tener en cuenta una serie de elementos, que al olvidarlas o subestimarlas condenamos nuestro emprendimiento a quebrar.

Emprender con un concepto de negocio concreto, procesos bien diseñados y debilidades internas reducidas permitirá una mayor adaptación y previsión ante los efectos dañinos incontrolables del entorno. Lo cual se traduce en mayores probabilidades de éxito.

Si sientes que no dominas áreas clave para el éxito de tu emprendimiento, busca asesoría especializada, pero aquí te contamos algunos elementos imprescindibles a tener en cuenta si piensas fundar un negocio por cuenta propia.

  1. Especificar con claridad una idea de negocio: ¿Cuál o cuáles serán los productos o servicios que se ofertarán? ¿Pueden ser comercializables? ¿Por qué? Por sobre todas las cosas tienes que tener claro qué quieres. El pollo del arroz con pollo.
  2. Investiga: ¿Es legal la actividad económica que deseas realizar? ¿Qué licencia te ofrece mayores ventajas o se adecua a su negocio? ¿Debo ser un trabajador autónomo o una micro, pequeña o mediana empresa? ¿Mi actividad está incluida en el Clasificador Nacional de Actividades Económicas (CNAE)? De acuerdo a tu capital inicial, y tu idea de negocio, entérate de cuáles autorizaciones necesitas. No te tires con la guagua andando.
  3. Identifica a tus clientes: ¿Qué características tienen tus potenciales consumidores? Prevé sus necesidades, adapta tu producto a sus requerimientos. Tú vas a buscar los clientes, no ellos a ti.
  4. Estudia la competencia. ¿Qué ofertan los competidores? ¿Cómo lo hacen? Observa con detenimiento sus precios, mercancías o servicios, ubicación, materias primas, canales de distribución. La comprensión de tu entorno te permitirá una mejor segmentación y elección de mercados meta. También podrás conocer sus debilidades, y tú podrás esbozar ofertas acordes a cómo funciona tu competencia. Ten a tus amigos cerca y a tus “competidores” más.
  5. No es vender lo que quieras, sino adecuar el producto o servicio a las características de la demanda potencial: ¿Por qué las personas u organizaciones comprarían el producto? Evita invertir recursos y tiempo en productos o servicios que las personas no demandan. Además, diferénciate de la competencia, y comunícale tus ventajas a los clientes. No infles, pero cuéntales que eres “la última Coca-Cola del desierto”.
  6. Determina cuánto costará tu producción, o mejor dicho: tus “costos de producción”. Significa que debes tener claro el valor monetario de los elementos indispensables para la obtención de cualquier producto o servicio con determinada calidad: maquinarias u otros activos fijos tangibles, materias primas, mano de obra y otros gastos relacionados con el proceso productivo, por ejemplo, el salario, o pagar la factura eléctrica. El control y análisis continuo de esta variable posibilita tomar decisiones inteligentes respecto a la administración, la estrategia de precios, la distribución y los convenios con proveedores. No debes gastar más de lo que tienes, y al final, paga lo que debes, a proveedores y empleados.
  7. Busca formas de financiamiento: ¿Cuántos recursos necesita inicialmente el negocio? ¿Qué institución o persona puede proveer dichos fondos? En un primer momento se debe realizar un presupuesto que exprese la cuantía de todos los costos y gastos en los que se incurrirá para la puesta en marcha. Elaborar con antelación la estructura de costos permite identificar una parte de las partidas, pero existen otras asociadas a las ventas y administración que se deben incorporar. Es decir, con qué cuento para empezar, y cuánto me hace falta para seguir.
  8. ¿Necesito un socio? Asociarse con otras personas para componer el capital necesario es una alternativa (ahora más con las MIPYMES). Los conflictos entre socios pueden conllevar al descalabro de los emprendimientos, lo que demuestra la importancia de establecer relaciones transparentes y firmar contratos legales que definan los aportes, responsabilidades y retribuciones para cada quien. Cuentas claras conservan amistades.

Nota: Para pequeñas y medianas empresas que requieren inversiones iniciales considerables te recomendamos estudios más profundos como análisis de factibilidad.

¡Ya tenemos la segunda parte!

Guía básica para Emprender en Cuba: ¿por dónde empiezo? (II)