La Loma parece la cúspide de los negocios en Ciego de Ávila.  Cualquiera que lo juzque desde sus inicios, hace casi una década, podría verlo así, en ascenso, como si hubieran llegado a la cima y ahora solo les quedara mantenerse.

Así podrían juzgarlo en la zona franca del Mariel y en hoteles de Varadero, donde consumen más de 20 de sus productos, entre frutas y vegetales refrigerados, y viandas precocidas. O en la Cayería Norte avileña, donde embellecen los jardines con sus arreglos. O en el Ranchón de La Trocha, donde su producto extrahotelero ofrece desde una canchánchara, un guarapo, un ajíaco…y un pedazo de la Historia, justamente en el lugar de fortines que burlaron los mambises.

Así podrían verlo, incluso, los dueños de las 15 fincas que quieren sumarse al proyecto matriz que Miguel González Alarcón ideó en el 2012, cuando no sabía ni cómo se escribía un Proyecto de Desarrollo Local para que fuera aprobado, y más que todo: apoyado.

Pero él ya había visto cómo se desaprovechan los millones del presupuesto para el desarrollo local sin que se gestionaran proyectos que merecieran inversión: y una minindustria fue lo suyo. Y mientras construía una nave con su infraestructura, en apenas un mes, logró conformar una brigada de jardineros que mantendría la belleza de los hoteles en los Jardines del Rey.

De ese servicio al Turismo fue amansando una “fortuna” que antes había cultivado en tomates. Porque Migue, como le dicen, llegó a obtener 80 toneladas por hectárea y a facturar dos millones de pesos en un año, ganándose el título de millonario, que tanto le ha molestado a algunos. 

Sin embargo, bien pudo no emprender nada e invertir su dinero en sí mismo. Pudo haberse ahorrado toda la burocracia que le sobrevendría, pero se “encasilló” en la minindustria, en los hornos para precocer las viandas…en empacar sus vegetales frescos, en generar alimentos para el municipio de Ciego de Ávila, en ingresar al presupuesto del Estado… y ahí comenzó a sentir que su proyecto De La Loma era tarea para alpinistas.

Increíblemente cierto

Lo dice dos veces para dejar claro que no es una equivocación, que la cámara de frío que logró importar, finalmente, le costó casi 30 mil dólares a través de la importadora de la Industria Ligera, y que, increíblemente, la misma cámara la ofertaba la importadora de la Agricultura, en casi 100 mil. 

¿Tres veces el precio?, pregunta y se responde.

-Sí, tres veces. Y tan increíble como eso es que estuve casi cinco años para lograr importar un camión refrigerado. No fue hasta el 2017 que lo logré. Tenía el presupuesto, estaba el crédito, todo, pero las trabas

Y cuando parece que ya agotó los excesos difíciles de creer rememora la segunda vez que viajó a China, con carácter oficial, a aprender sobre negocios, y de cómo terminó comprando la granadora de maíz, que desgrana 2000 mazorcas en una hora. Le costó 750 dólares y se atrevió a entrarla por piezas en una maleta porque ya antes las importadoras cubanas se las ofrecían en 12 mil dólares. Y Miguel sabe matemáticas.

“Era una suma exhorbitante”, reitera antes de soltar el último de los argumentos que dejaría sin ganas de importar a cualquier emprendedor que transite los “canales correspondientes”. Luego de localizar, lograr rebajas y acordar la importación desde Brasil de una máquina para procesar  yuca (como dato curioso aclara que la oferta cubana, en puerto, ronda los 12 000 dólares, mientras él logró cerrar la operación en unos 3 000 ) la parte cubana todavía pone trabas para la entrada al país.

Lleva casi dos años con la trazabilidad de su carga… y aún nada.

En ese mismo “cuello de botella” están los 318 paneles solares que ya el proveedor canadiense le vendió… En “stand by” anda la corriente que podría beneficiar a las fincas aledañas con energía limpia que buscan la sustentabilidad  y, ¿por qué no?, compensar a quienes se esfuerzan en aportar alimentos al sello de su minindustria.

Todos esos ejemplos entorpecen el ascenso a La Loma, y Miguel los va denunciando, uno a uno, aclarando que ya no queda nadie que no los sepa. “El gobernador de la provincia se ha cansado de enviar cartas a todos los niveles, yo tengo un surco en la autopista de Ciego a La Habana, cuando se suponía, que el polo exportador de la Agroindustrial Ceballos pudiera dar respuesta. Al final la realidad demuestra que una cosa es lo legislado, y otra lo que se permite o facilita.”

Por si hicieran falta, echa a mano otra triste “historia”: las cuatro toneladas, unos 80 sacos de humus de lombriz que una Empresa Estatal Socialista le vendió en 36 000 pesos; una salvajada que todavía no asimila; sobre todo porque buscó precios referenciales en el mundo y entendió que los fijados aquí obedecen a una lógica que él no ha podido descifrar. “En el resto del mundo la tonelada oscila sobre los  20 dólares y aquí te cuesta 9 000 pesos”, lamenta.

Miguel González Alarcón, un día normal en su pequeña industria, sudando y al tanto de su horno. Foto: Katia Siberia.

Sin embargo, ese traspié lo obligó a producir su propio humus y a prever que cada una de las 15 fincas que pretenden encadenarse a su proyecto inicial, obtengan sus semillas, para hacer sostenible su producción de frutas, viandas y vegetales.

Este guajiro, sin rodeos en sus oraciones cortas, sabe que cada obstáculo lo vuelve más persistente, aunque sin cortapisas admite que retrasar el desarrollo, posponerlo o encarecerlo en demasía… lo debilita, y con él, se debilita el país.   

Lea aquí el contexto actual de los proyectos de Desarrollo Local en Ciego de Ávila 

Proyectos ¿a corto plazo? —- 

Ahora mismo Miguel tiene tres “frentes” abiertos. A la espera… 

Un local en la  Avenida del Puerto, de la Bahía habanera,  cuya tecnología ya está dispuesta para ofertar allí jugos, frutas, vegetales, viandas precocidas… productos “De La Loma” que hoy no llegan, pese a estar aprobado el proyecto por la oficina del Historiador y su Plan Maestro. Según Miguel, el local permanece en litigio, aun cuando el antiguo dueño lo mantuvo en desuso durante 35 años. “Es un asunto de papeleo, y ya rozamos el año en esa espera”, aclara, sin asombro ya.

Más ágil avanza el local avileño donde espera, también, “cerrar sus ciclos productivos” y ofertar helados, jugos, guarapos, pulpas, refrescos… El antiguo Jupuro, todo un sitio emblemático de la ciudad avileña, será asumido por su proyecto de desarrollo local, que cada vez parece menos local. Su reparación  y montaje ya ronda los tres millones de pesos y luego de veinte años de explotación, Miguel asegura que devolverá la propiedad al gobierno de la ciudad. Cuando se inaugure, todos ganarán. 

De La Loma es ya una etiqueta (y una marca) en el mercado. El paquete de corte de viandas es apenas uno de sus más de treinta productos

Su otro proyecto, ya concebido y entregado, espera oídos receptores para una propuesta, “atrevida” que está en manos, incluso, del Ministro de la Agricultura. De alguna manera rompe con la marcada tendencia ( hasta cierto punto comprensible) de ofertar productos en Moneda Libremente Convertible (MLC), para con esos ingresos poder acceder a la materia prima (ofrecida en MLC) que le permita seguir produciendo. 

A simple vista el orden de los factores está invertido. Productos finales o exportaciones, que deben garantizar, luego, importaciones. Y ese orden de los factores sí altera el producto. Por eso Miguel se niega a vender alimentos en una moneda que no es accesible para la mayoría. Los vende en frontera (en el Mariel) para garantizar su liquidez, pero se niega a que los avileños o los habaneros tengan que comprar, por ejemplo, un paquete de zanahoria en MLC para él poder adquirir pienso animal y cebar cerdos.

Su propuesta es sencilla: intenta que le vendan las toneladas de pienso en moneda nacional (y le valoren cada USD por 24 CUP) y asegura que en cinco meses entrega carne de cerdo a la población a 45 pesos la libra. Hizo sus cálculos, ya tiene las cochiqueras, parte del alimento sembrado y la posibilidad de 2 500 cerdos…. “Lo único que pido es que me subsidien el pienso, porque no puedo comprar pienso en dólares para vender carne en CUP, sino caigo en la misma dualidad que tenía la economía”, afirma.

Por esas disyuntivas, dilaciones y persistencias  viajan sus nuevos proyectos. Y aunque pareciera que lo local ya le queda pequeño, Miguel sigue creyendo que en iniciativas locales como la suya, descansa el desarrollo a gran escala.  “ Es solo potenciar lo micro, desde una visión macro”, asegura este emprendedor cubano a quien la he costado casi 10 años la empinada de su Loma y, a veces, siente que “resbala”.

•Lea aquí el Decreto 33, emitido este año, para la Gestión Estratégica del Desarrollo Territorial. Una normativa que  intenta guiar el diseño y la ejecución de dichas iniciativas