Orientación de flujos financieros hacia determinado sector con el objetivo de recibir su retorno incrementado o asociado a una ganancia futura. Se pueden clasificar en: Inversión directa (productiva) e Inversión de cartera (financiera).  La primera está asociada a los incrementos del stock de capital (edificios, carreteras, fábricas, maquinaria, etc) en la economía para impulsar la producción de bienes y servicios. La segunda describe la compra de bonos, acciones y otros activos financieros en muchos casos con objetivos especulativos, sin que implique control o domino alguno sobre las empresas. Las inversiones suelen ser volubles porque sobre ellas inciden un gran número de factores como las tasas de interés, el riesgo, las expectativas y la política.